Maleteando 2.0

Blog de Viajes

Malasia, Kuala Lumpur

Llegada a Kuala Lumpur: Primeras Impresiones de una Ciudad Moderna

Tras un vuelo de solo dos horas desde Siem Reap, aterrizamos en el moderno aeropuerto KLIA, reconocido como uno de los 10 mejores del mundo, ¡y con razón!. El proceso de inmigración fue rápido y sin complicaciones: no se requiere visado ni trámites extraños, lo que hizo que el paso por los controles de pasaporte fuera ágil y sin estrés.

En un abrir y cerrar de ojos ya teníamos nuestras maletas y estábamos en el vestíbulo, listos para comenzar la aventura en Kuala Lumpur.

Klia Aeropuerto Kuala Lumpur

Nuestro primer paso fue sacar algo de dinero en un  cajero del aeropuerto, y justo después, nos dirigimos a comprar una tarjeta SIM para estar conectados durante el viaje.

Allí mismo había varias opciones de compañías, y nos decidimos por una con un plan para 10 días que incluía 900 MB de datos y algo de saldo para llamadas.

Lo mejor de todo es que las llamadas internacionales eran sorprendentemente baratas: hablar 10 minutos con España nos costaba menos de 1 euro, ¡impresionante! Sobre todo si lo comparas con los costos de operadores en España, que te cobran más solo por recibir una llamada en el extranjero.

Transporte desde el Aeropuerto a Kuala Lumpur

A la salida del aeropuerto, tienes varias opciones de transporte para llegar al centro de la ciudad: taxi, tren o bus. Nosotros optamos por el autobús, que tarda aproximadamente una hora en llegar a KL Sentral, la principal estación de transporte en Kuala Lumpur. Desde allí, todo está conectado: puedes tomar el metro o el monorraíl, un metro elevado que ofrece vistas panorámicas de la ciudad.

Este último fue nuestro medio de transporte hacia el hotel, donde empezamos a sentir el vibrante pulso de la capital malaya.

KL Central Kuala Lumpur

KL Sentral: El Corazón del Transporte en Kuala Lumpur

KL Sentral es mucho más que una estación de tren; es un dinámico nudo de transportes combinado con un vibrante centro comercial.

Desde aquí parten las principales líneas de tren de cercanías, metro, trenes rápidos y el monorraíl que recorre la ciudad.

Todo esto está entrelazado con tiendas, restaurantes y cafés, lo que convierte a esta estación en un punto neurálgico tanto para viajeros como para locales. Eso sí, prepárate para subir y bajar muchas escaleras.

Monorail Kuala Lumpur

Tras subir al monorraíl, en apenas cinco estaciones llegamos a Bukit Bintang, el corazón moderno de Kuala Lumpur y donde se encuentra nuestro hotel. Esta zona vibrante, a poca distancia de las icónicas Torres Petronas, es el epicentro del entretenimiento, compras y vida nocturna de la ciudad.

Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que Kuala Lumpur no está pensada para caminar fácilmente. Las calles principales parecen autopistas, lo que hace que cruzar a pie sea una odisea.

Para moverte entre avenidas, existen plataformas elevadas con interminables escaleras arriba y abajo, pero aquí es donde empieza el desafío: los ascensores brillan por su ausencia y solo una de cada cinco escaleras mecánicas funciona. ¡Un auténtico caos para los peatones!

Alojamiento

Teniamos reservada una habitación en el Piccolo Hotel, muy centrico, con estaciones de metro y monorail en la puerta, y a poca distancia de las Torres Petronas.

Una vez instalados en el hotel, tomamos un almuerzo rápido y nos dirigimos a nuestra primera aventura urbana: Chinatown. De nuevo, subimos al monorraíl y nos trasladamos al bullicioso barrio chino, conocido por su famoso mercadillo repleto de imitaciones de marcas y souvenirs.

Las calles están llenas de vida, con vendedores que ofrecen productos de todo tipo y puestos de comida que invitan a probar los sabores locales.

El ambiente es animado, caótico y auténtico, una experiencia sensorial imperdible en Kuala Lumpur.

Chinatown: Entre Imitaciones y Templos Sagrados

Chinatown en Kuala Lumpur es famoso por ser un paraíso para los compradores.

Al recorrer sus bulliciosas calles, nos encontramos con cientos de puestos que ofrecen de todo: relojes, ropa, bolsos, todo tipo de imitaciones de marcas famosas y, por supuesto, souvenirs. Los precios no son malos y, sorprendentemente, la calidad de muchas de estas imitaciones es bastante buena.

Sin embargo, nuestras maletas ya estaban a punto de estallar, así que nos limitamos a comprar algunos recuerdos antes de perdernos entre los coloridos puestos.

Lo que realmente nos sorprendió fue la amabilidad de los vendedores. Aunque te ofrecen de todo, lo hacen con mucha educación y sin insistir, algo que contrasta con la experiencia en otros países asiáticos como China o India.

El ambiente es más relajado, lo que hace que el paseo por Chinatown sea agradable y menos agobiante.

Templo hindú Sri Mahamariamman

En pleno corazón de este vibrante barrio chino, se esconde una joya inesperada: el templo hindú Sri Mahamariamman, uno de los más bellos y cuidados de la ciudad. Aunque su ubicación pueda parecer curiosa, rodeado de puestos y calles comerciales, el templo se alza majestuoso, ofreciendo un oasis de espiritualidad.

Con sus vibrantes colores y su intrincada arquitectura, es un lugar que invita a la calma y la contemplación.

Accedimos descalzos, tal como manda la tradición, aunque el suelo estaba algo mojado por la reciente lluvia. Para dejar los zapatos, hay un pequeño puesto junto a la entrada donde te los cuidan por solo 0,20 MYR el par (aproximadamente 4 céntimos de euro), una ganga para poder disfrutar tranquilamente de la visita.

El contraste entre el bullicio de Chinatown y la serenidad del templo hizo de esta una experiencia única. Aquí, en medio del caos y el comercio, encontramos un rincón de paz donde pudimos conectar con la espiritualidad de la ciudad.

Una Noche Bajo las Torres Petronas: El Encanto Nocturno de Kuala Lumpur

Después de dejar nuestras compras en el hotel, nos dirigimos al icono más famoso de Kuala Lumpur: las Torres Petronas.

Verlas de noche es una experiencia inolvidable, y para llegar a ellas de la forma más cómoda, tomamos la pasarela peatonal elevada de más de un kilómetro que conecta el centro comercial Pavilion, justo enfrente de nuestro hotel, con el centro comercial Suria, ubicado bajo las imponentes torres.

La pasarela es moderna y cuenta con aire acondicionado, perfecta para un paseo en el calor de la ciudad, aunque encontrarla no fue tarea fácil.

La señalización en Kuala Lumpur es todo un reto para los turistas, algo que nos hizo pensar en cómo a veces facilitamos demasiado las cosas en otros países.

Conociendo sus Centros Comerciales

A lo largo del paseo, los adornos navideños ya empezaban a aparecer, a pesar de que faltaban semanas para la fecha, pero le daban un toque especial al ambiente.

Los centros comerciales son auténticos templos del lujo, con tiendas como Chanel, Prada, Gucci y Dior exhibiendo sus últimas colecciones, diseñadas para carteras bien abultadas.

Incluso nos topamos con la presentación de una línea de maquillaje, donde la música y los canapés añadían un aire de sofisticación a la tarde.

Atardecer frente a las Petronas

El parque frente a las Petronas ofrece el mejor lugar para capturar fotografías espectaculares, y lo mejor es que, al ser de noche, no había tanta gente, lo que nos permitió pasear tranquilamente y disfrutar del ambiente.

Nos llenamos de fotos, cada ángulo parecía más hermoso que el anterior, y terminamos el día caminando de vuelta al hotel por la misma pasarela elevada.

Para cerrar la jornada, cenamos en un restaurante marroquí, donde disfrutamos de unas pizzas a buen precio.

Eso sí, nada de cerveza y con música árabe a todo volumen. La atención fue amable, pero quizás no es un lugar para repetir.

Al final del día, nos fuimos a descansar con la imagen de las Petronas grabada en la mente, emocionados por lo que nos esperaba al día siguiente: ¡subir a lo más alto de las torres y admirar la ciudad desde las alturas!

Explorando Batu Caves: El Templo Hindú en la Montaña

Comenzamos nuestra jornada de exploración con una visita a Batu Caves, uno de los templos hindúes más impresionantes de las afueras de Kuala Lumpur.

Para llegar, tomamos un tren de cercanías desde KL Sentral, y por el increíble precio de 4 MYR ida y vuelta (menos de 1 euro) por persona, estábamos en camino hacia este emblemático santuario.

Al llegar, lo primero que te impacta es la majestuosa Estatua dorada de Murugan, el dios hindú de la guerra, que se alza imponente, custodiando la entrada.

Justo a sus pies, se despliega una escalera de colores que sube hasta la cueva, un verdadero desafío para quienes no estén acostumbrados a las alturas. Y sí, en Kuala Lumpur parece que el deporte oficial es subir escaleras, ¡así que prepárate!

Escaleras con Monos

Mientras subíamos, los monos, que parecen ser los auténticos «dueños» del lugar, nos acompañaban en el trayecto.

Estos traviesos habitantes de la cueva se alimentan de lo que la gente les ofrece (o de lo que logran arrebatar con gran destreza). Así que, ¡atención con tus pertenencias!

Una vez en la cima, el esfuerzo tiene su recompensa… aunque sudarás a chorros, ya que, aunque la humedad aquí no es tan intensa como en Camboya, cualquier actividad física te hará sentir el calor de Malasia.

La vista desde lo alto y la entrada a la cueva en sí son impresionantes.

El interior de la cueva es vasto y grandioso. Sin embargo, a pesar de su enorme tamaño, sorprende encontrar solo dos pequeños templos dedicados al culto.

Aunque es probable que en festividades el lugar se llene de devotos y esa amplitud cobre más sentido, la impresión al visitarlo fuera de esos días es de un espacio algo vacío, como si estuviera desaprovechado.

A pesar de esto, Batu Caves es un lugar que no te puedes perder si visitas Kuala Lumpur. La mezcla de naturaleza, religión y cultura lo convierte en una experiencia única y, además, un excelente ejercicio físico entre monos y mitología.

Mezquita Masjid Jamek.

Tras descender las escaleras, abordamos el tren que, aunque con el aire acondicionado algo fuerte, fue un alivio refrescante ante el calor exterior.

Nos dirigimos al corazón de la ciudad, ansiosos por explorar. Nuestro siguiente destino: la imponente Mezquita Masjid Jamek.

Aunque no pudimos acceder al interior por ser viernes, ya que se estaba llamando al rezo, el ambiente alrededor de la mezquita era vibrante.

En la entrada, un bullicioso mercado de comida callejera nos sorprendió con el aroma de deliciosos calamares fritos. Estos, de un tamaño generoso, estaban rebozados en una tempura crujiente que prometía ser irresistible.

Tuvimos suerte de encontrar un puesto que los ofrecía sin picante (¡no todos lo hacían!), y los acompañamos con una refrescante lata de Pepsi, un perfecto tentempié antes de seguir con nuestras aventuras.

Plaza Merdeka

Nuestra siguiente parada fue la emblemática Plaza Merdeka, ubicada en el corazón de Kuala Lumpur, es un lugar cargado de historia y simbolismo para Malasia. Fue aquí, el 31 de agosto de 1957, donde se proclamó la independencia del país, marcando el fin del dominio colonial británico.

Este vasto espacio, rodeado de imponentes edificios coloniales, es el epicentro de importantes eventos nacionales, desfiles y celebraciones.

Una de sus características más destacadas es el gigantesco mástil de 100 metros de altura, uno de los más altos del mundo, desde el cual ondea orgullosamente la bandera de Malasia.

Frente a la plaza se encuentra el majestuoso Palacio del Sultán Abdul Samad, una joya arquitectónica con su fachada de ladrillo rojo y su icónica torre con reloj, que evoca el pasado colonial de la ciudad.

La Plaza Merdeka no solo es un destino ideal para los amantes de la historia, sino también un punto de encuentro para quienes desean disfrutar de la arquitectura y el ambiente vibrante de Kuala Lumpur,  haciendo de este lugar una parada obligatoria para cualquier viajero en la ciudad.

Central Market

Finalmente, nos dirigimos al Central Market, un mercado cubierto donde el arte, la cultura y los souvenirs se encuentran en perfecta armonía.

Aquí, entre pasillos frescos con aire acondicionado, descubrimos auténticas joyas artesanales.

Uno de los puestos más curiosos ofrecía la posibilidad de grabar tu nombre o una frase en un diminuto grano de arroz, que luego colocaban dentro de un colgante.

Ver cómo lo hacían delante de ti, y luego poder leerlo con lupa, fue impresionante. ¡Qué destreza!

Regresamos al hotel justo a tiempo para ser testigos de una magnífica tormenta tropical.

En esta parte del mundo, es habitual que, después del mediodía, el cielo se rompa en lluvias repentinas, y hoy no fue la excepción.

Un hermoso chaparrón cayó con fuerza, ofreciéndonos una pausa perfecta para planificar el día siguiente y verificar el lugar desde donde saldrían los autobuses.

Luego, decidimos descansar un poco para estar listos para la tan esperada subida a las icónicas Torres Petronas.

Subida a las Torres Petronas

Cuando la lluvia cesó, volvimos al bullicioso centro comercial y a la pasarela que conecta con las torres, aprovechando para admirarlas de día.

Aunque imponentes, no resultan tan impactantes bajo la luz del sol, especialmente en un día nublado como el que nos tocó.

Afortunadamente, la lluvia era ligera y nos permitió disfrutar del paseo sin inconvenientes.

Subida hasta la Pasarela

Nos dirigimos al parque que se extiende detrás de las torres, con sus fuentes y zonas verdes que ofrecen una vista diferente, aunque igualmente impresionante, de las Petronas.

Aprovechamos para tomar algunas fotos antes de la hora reservada para nuestra visita oficial.

Todo estaba perfectamente organizado: tras recibir los tickets, comenzamos la subida en grupos, primero hasta la famosa pasarela que conecta las dos torres.

Esta estructura, célebre por su aparición en la película «La Trampa», es un hito de la arquitectura moderna.

Durante varios años, las Petronas ostentaron el título de los edificios más altos del mundo, hasta que el Taipei 101 las superó.

Con 88 pisos de altura, estas majestuosas torres de acero y cristal no solo simbolizan a Malasia, sino también a la poderosa compañía petrolera Petronas, de la que toman su nombre.

Mirador en el piso 86

Desde la pasarela, ascendimos en otro ascensor hasta el piso 83, y luego, tras un breve cambio, alcanzamos el piso 86, donde se encuentra el mirador.

En este punto, ya en la cúpula de las torres, los pisos se estrechan y ofrecen una experiencia más íntima con el horizonte.

Las vistas desde lo más alto son, como se podría esperar, absolutamente espectaculares.

La ciudad se extiende a tus pies, con la Torre de Comunicaciones Merdeka asomando en el horizonte, mientras que la torre gemela se yergue imponente a un lado.

Tras capturar montones de fotos y momentos inolvidables, descendimos ya entrada la noche.

El espectáculo de las torres iluminadas nos dejó sin palabras, así que no pudimos resistirnos a quedarnos un poco más para tomar aún más fotos, esta vez con las Petronas brillando en todo su esplendor nocturno.

Después de un día lleno de aventuras, llegó el momento de cenar. Nos dirigimos, como no, por la ya conocida pasarela, y esta vez el destino fue un McDonald’s.

Por tan solo 4 euros conseguimos dos menús grandes de sus clásicas hamburguesas, acompañadas de bebidas, eso sí, sin cerveza, ya que aquí es considerada pecado.

Tampoco pudimos disfrutar de un McFlurry, porque la máquina estaba averiada. Parecía que el mismo técnico que arregla las máquinas de helado también se encarga de las escaleras mecánicas, ya que ambas estaban fuera de servicio… ¡y vaya que debió tomarse unas buenas vacaciones!

Camino a Singapur

Al día siguiente, comenzamos temprano nuestra siguiente aventura: el viaje en autobús hacia Singapur.

Por suerte, el punto de salida no estaba lejos del hotel, en otro de esos gigantescos centros comerciales que parecen ser el epicentro de todo en esta ciudad. A la hora señalada, llegó un magnífico autobús de dos plantas, con unos asientos comodísimos, aunque decorados con un estampado tan llamativo que casi dolía a la vista.

Junto con el billete, nos entregaron el formulario de entrada a Singapur, y así nos despedimos de Malasia, con una mezcla de nostalgia y emoción por lo que venía.

De Kuala Lumpur nos llevamos una grata impresión. Además de las espectaculares Torres Petronas, la ciudad nos sorprendió por su excelente red de transporte: metros, trenes y monorraíles, todo a precios muy asequibles.

Es, sin duda, un paraíso para quienes disfrutan de las compras, con oportunidades de adquirir ropa, calzado y tecnología a precios muy competitivos.

Aunque, siendo sinceros, en temas tecnológicos no nos atrevimos mucho, pese a que varios de los gigantes de la industria tienen presencia en Malasia.

Otra ventaja es el costo accesible tanto de la comida como del alojamiento, lo que hace de Kuala Lumpur un destino muy atractivo.

Sin embargo, hay que decir que no es la ciudad más amigable para los peatones.

Las calles son más como autopistas, y en muchos casos cruzarlas a pie es casi imposible. Los pasos elevados son la solución, pero, curiosamente, las escaleras mecánicas o no existen o no funcionan, y los ascensores parecen un lujo inexistente, especialmente en el monorraíl, nuestro medio de transporte favorito.

Ahora nos espera la joya de la corona de este viaje: Singapur, la ciudad-estado. Un referente mundial en tecnología y educación, y una de las sociedades más avanzadas del planeta.

Será la etapa final de esta maravillosa aventura, y estamos seguros de que nos dejará boquiabiertos. No os perdáis los próximos posts, ¡lo que viene promete ser simplemente espectacular!

Siguiente Etapa Singapur

PacoMaleteando

Singapur

Singapur Primer Día Llegamos a Singapur tras un viaje en autobús desde Kuala Lumpur, la etapa anterior de nuestro recorrido

Leer más »

Últimos Videos

Ultimas Entradas

🎊 Día 3 en Las Vegas

En el tercer día en Las Vegas exploramos la majestuosa Hoover Dam, vivimos un momento mágico renovando nuestros votos en la Graceland Wedding Chapel con Elvis y disfrutamos del espectáculo acuático “O” del Cirque du Soleil en el Bellagio. Un día hecho para recordar.

Las Vegas

🎲 Día 2 en Las Vegas: iconos del Strip al completo

En el segundo día en Las Vegas recorrimos los grandes iconos del Strip: subimos al mirador del The STRAT, visitamos el Luxor, Paris y Venetian, vimos la tormenta del Planet Hollywood y el volcán del Mirage. Un día de luces, temáticas y pura magia americana.